viernes, 23 de octubre de 2015
¿Por qué no hay alegría en mi iglesia?
Estás administrando a una gente que no está perdida. Ya sé que te preocupa la gente perdida en el fondo de tu corazón. Pero, ¿te preocupa también en tu agenda, en tu programación, en tu estilo al predicar, o en tu presupuesto? ¿Sabes cuánta es la diferencia que marca ese interés que siente tu corazón en la vida de alguien que se halla lejos de Dios? Ninguna. Ninguna diferencia. Tu padre te amaba en su corazón. Pero el amor que ponía en su agenda era el que cambiaba las cosas, ¿no es cierto? ¿De veras te quieres pasar el resto de tus años en el ministerio sintiendo algo sobre lo cual no sabes nada? Espero que no [Seguir Leyendo]
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