jueves, 11 de agosto de 2011
Una Crítica a los Productores de Eventos Cristianos Parte II
Por Junior Zapata
¿A Dios se la Gloria?
Nuestras instituciones cristianas, especialmente las grandes que aglomeran a muchas personas y por ende manejan un capital financiero poderoso, tienen el potencial de hacer cosas que realmente bendigan la ciudad. Sin embargo, cuando la meta se convierte en la gloria de la institución en sí, la institución se corrompe y los “líderes” o los organizadores de los eventos podemos perder de vista el objetivo de Jesús...
Es tan fácil perder el rumbo de bendecir a las personas. Es tan fácil cambiar el objetivo de “bendecir” a “cobrar para bendecir”. Es tan fácil embriagarnos del “honor” y el “privilegio” de haber sido los anfitriones en nuestro elegante escenario de tal o cual conferencista o artista. El espejismo es poderoso y nos está llevando, creo yo, a hacer cosas buenas con las motivaciones equivocadas.
Hacer dinero no es pecado. Cobrar no es pecado. Invertir y administrar bien los recursos no es pecado; al contrario, es un mandato bíblico. Lo que es pecado es decir que hacemos algo por una razón cuando las motivaciones de nuestro corazón son otras. Seguir Leyendo...
¿A Dios se la Gloria?
Nuestras instituciones cristianas, especialmente las grandes que aglomeran a muchas personas y por ende manejan un capital financiero poderoso, tienen el potencial de hacer cosas que realmente bendigan la ciudad. Sin embargo, cuando la meta se convierte en la gloria de la institución en sí, la institución se corrompe y los “líderes” o los organizadores de los eventos podemos perder de vista el objetivo de Jesús...
Es tan fácil perder el rumbo de bendecir a las personas. Es tan fácil cambiar el objetivo de “bendecir” a “cobrar para bendecir”. Es tan fácil embriagarnos del “honor” y el “privilegio” de haber sido los anfitriones en nuestro elegante escenario de tal o cual conferencista o artista. El espejismo es poderoso y nos está llevando, creo yo, a hacer cosas buenas con las motivaciones equivocadas.
Hacer dinero no es pecado. Cobrar no es pecado. Invertir y administrar bien los recursos no es pecado; al contrario, es un mandato bíblico. Lo que es pecado es decir que hacemos algo por una razón cuando las motivaciones de nuestro corazón son otras. Seguir Leyendo...
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