martes, 19 de agosto de 2014

La Redundancia del Amor (Reflexión)

"Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre." Colosenses 3:17

Las palabras del Apóstol Pablo en el tercer capitulo de su carta a los Colosenses son cruciales para todo creyente que busca vivir una vida agradable delante de los ojos de Dios. Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos exhorta a que todo lo que hagamos sea para agradar a Dios primero.

"Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven." Colosenses 3:23-24
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos enseña que "agradar" es lo mismo que "complacer" o "contentar". Pablo en realidad nos está diciendo que debemos vivir para complacer a Dios.

Jesús les dijo a Sus discípulos:

"Si ustedes Me aman, guardarán Mis mandamientos."  Juan 14:15

Cuando amas a una persona haces todo a tu alcance por complacerla, por hacerla sentir bien. En el caso de Jesús, Él espera que quienes profesen amarle lo demuestren al guardar Sus mandamientos.

Para agradar a Dios debemos guardar Sus mandamientos.

En Mateo 22:36-38  Jesús respondió a las interrogaciones de los fariseos sobre cual era el gran mandamiento de la Ley:

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la Ley?” Y El le contestó: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento."

Amar a Dios te lleva a cumplir Sus mandamientos de los cuales "amar a Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" es el más grande. Esto suena redundante pero en la mente de Dios no lo es: Él espera que nuestras vidas giren en torno a Él.

Cuando te propones agradar a Dios lo primero que cambia es tu lista de prioridades.

Es prácticamente imposible para nosotros poder cumplir con la meta de amar a Dios sobre todas las cosas a menos que decidamos morir a nosotros mismos, a nuestro orgullo, a la necesidad de ser aceptados por los demás, a la sed de ser el "centro del universo". La mayoría de las cosas que hacemos a diario son centradas en nosotros mismos. Estudiamos para tener un mejor futuro. Trabajamos para cubrir nuestras necesidades y satisfacer nuestros caprichos. Y lamentablemente muchas veces hasta hacemos ciertas cosas "para Dios" que realmente son "para nosotros" porque queremos ser admirados por nuestros dones y talentos o soñamos con ser reconocidos por nuestro "servicio a Dios".

Nuestro orgullo nos aleja de Dios y de Su propósito para nuestras vidas.

Nadie mejor que el mismo Apóstol Pablo para cerrar este articulo con broche de oro:

"Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre." Colosenses 3:15-17

Fuente: ebetances.com

1 comentario:

MILFUN dijo...

Es cierto todo lo que escribes, y nos debemos esforzar por hacer lo que Dios nos manda!