martes, 22 de octubre de 2013

EL MUNDO TOCA Y LA IGLESIA BAILA

Nunca como hoy en la historia eclesiástica ha existido una iglesia tan dócil y amistosa en su relación con el mundo. Nunca como ahora la iglesia ha estado tan enfocada en el mundo no para evangelizarlo, sino para imitarlo. Nunca como hoy la imagen de Cristo ha estado tan diluida en los rostros de aquellos que tienen la encomienda de reflejarlo. 

Da pena y a veces vergüenza ver esta iglesia que se mueve al ritmo mundano y sus pasos siguen la agenda que traza el mundo y no Cristo. Es repugnante ver esta iglesia que se ríe horas y horas de cuentos mundanos, pero no llora un segundo por las almas que se pierden. Esta iglesia que abre sus puertas a los ofrecimientos terrenales, pero las cierra a las exigencias celestiales.

No me juzgue usted; bueno, si quiere hágalo, pero lo que digo es lo que veo y lo veo a diario. El mundo entretiene a la iglesia, el mundo ofrece, el mundo vende y la iglesia acepta y compra sin cuestionamientos. El mundo toca y la iglesia baila; el mundo hace los videos y en los muros de Facebook de los cristianos se promocionan y editan versiones “cristianas”.  Es bueno que sepamos que lo que nos entretiene no siempre nos edifica, lo que nos hace reír no quiere decir que debamos compartirlo con todos.

A veces somos mejores promotores de las inventivas mundanas que de las iniciativas cristianas, si se revisan las redes sociales de muchos “cristianos” llegaríamos a la conclusión de que trabajan en alguna empresa promotora de eventos o artistas seculares. Parece que en las redes sociales se les permite a algunos vivir una vida doble.

La iglesia no debe ser una extensión del mundo, más bien una embajada del cielo. La iglesia no debe entretenerse con los peces cuando su llamado es pescarlos. Neguémonos al cristianismo confortable, a las predicaciones desabridas y faltas de poder que no se diferencian en nada de una conferencia de negocio. Neguémonos a la búsqueda de parentesco con el mundo y apropiémonos de las palabras de Jesús cuando dijo que estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Que el mundo toque lo que quiera, el deber y llamado de la iglesia es permanecer de pie como Sadrac, Mesac y Abed-nego y si el horno de fuego es el premio, pues con gozo recibámoslo.

…Tienes que influir en ellos; ¡no dejes que ellos influyan en ti!

Jeremías 15:19c  (NTV)

No hay comentarios: