jueves, 1 de agosto de 2013

¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?

¿Listos para abrir la Biblia? La usaremos bastante:

¿Era la homosexualidad el pecado de Sodoma, y no el desenfreno sexual?

La sociedad de Sodoma, era decadente, y cada vez su pecado se volvía más insoportable a los ojos de Dios (Génesis 13.13, 18.20), al punto de que quiso borrarla de la faz de la tierra como advertencia a otras generaciones de las consecuencias que ese pecado podría generar (Génesis 19 y Judas 1.7) Tal pecado era aceptado y además apreciado socialmente (Isaías 3.9). Entendemos claramente que tal pecado se refiere a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, cuando Lot ruega a los hombres de Sodoma “no hacer cosa tan perversa” con sus huéspedes, los ángeles (Génesis 19.7)

¿Los pasajes de la ley, no son solo para los judíos?

La Biblia se explica con la misma Biblia, así que, si en el Antiguo Testamento existen prohibiciones que se repiten en el Nuevo, y además, a lo largo de la misma se mantienen en un tema en particular, no debemos restarle validez. Encontramos en La Torah, instrucciones específicas para ciertas prácticas sexuales, incluyendo prohibiciones claras a la actividad homosexual (Levítico 18.29 y 20.13), incluso en una ocasión, tal prohibición encabeza una lista en la que se incluye las relaciones sexuales con animales. (Levítico 18.22-24)

¿Por qué Jesús nunca habló del tema?

A pesar de que Jesús sí habló de pecados específicos como el adulterio, la mentira o la avaricia, no está escrito que disertara acerca de la homosexualidad, pues en su contexto hebreo, no era un tema que tuviese mayor relevancia o apogeo, sin embargo, cuando el ministerio de Jesús es continuado y extendido a otras regiones griegas por medio de Pablo y otros, el tema de la homosexualidad sí es tocado en esos contextos.

Jesús dijo a Pilato para qué había nacido: “para dar testimonio de la verdad” (Juan 18.37) resumiendo el propósito general de su misión. Por otro lado, no podemos afirmar categóricamente que nunca habló del tema, pues no todo lo que hizo y dijo quedó por escrito (Juan 21.25). Lo que sí podemos afirmar es que Él nunca cambió ni anuló la ley, incluyendo los mandamientos estudiados con anterioridad.

¿Dice algo en Nuevo Testamento?

Nos guste o no, Pablo explica que los comportamientos homosexuales son el resultado del rechazo de las personas hacia Dios (Romanos 1.25-27). Luego, en su primera carta, a la iglesia de Corinto, recuerda a aquellas personas su condición espiritual antigua y la renovada, diciéndoles entre muchas cosas que los homosexuales, y que los afeminados no pueden heredar el reino de Dios, e inclusive que muchos de ellos lo fueron.

 ¿Un homosexual nace o se hace?

La biología nos dice que el varón y la mujer fueron diseñados como pareja entre sí (Génesis 1.27), partamos de esa premisa: Sabemos que el ser humano tiene la predisposición de rebelarse al diseño original de Dios, por lo tanto, personas pueden nacer con tendencia a la violencia, al robo, o a cualquier cosa que se salga de la voluntad de Dios, sin embargo, es decisión de cada quien alimentar o rechazar tal tendencia. La Biblia nos habla de personas que vivieron en la homosexualidad, y luego, por amor a Jesús, dejaron su comportamiento y vinieron a formar parte de la iglesia (1 Corintios 6.9-11).

¿Cuál debe ser nuestra posición?

Jesús no fue prostitufóbico, cobradordeimpuestosfóbico, leprosofóbico ni mucho menos  homofóbico; Él fue pecadofóbico, y en todo caso, nuestro maestro debe ser nuestro modelo a seguir. Odiar equivale a matar según los parámetros de Jesús, así que la homofobia no es una opción para nosotros. (Mateo 5.21-22) Sin embargo, no debemos caer en el error de apreciar ni apoyar lo que va en contra de nuestra fe (Isaías 5.20).

Seremos llamados intolerantes a pesar de no serlo, como cuando fuimos llamados criminales en los orígenes de nuestra fe. Pedro aconsejó a aquella iglesia naciente estar lista para defender sus creencias con respeto pero con firmeza, y es justo lo que debemos hacer (1 Pedro 3.14-15)

Seamos firmes en la fe, pero ante todo recordemos las palabras que hacen eco en las Escrituras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.


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